Como todos los años por estas fechas, La guía mundial más relevante a nivel gastronómico, desvela la lista de restaurantes a los que concede estrella-s (accede aqui para ver la lista definitiva estrellas Michelin 2014) siendo una estrella, si pasas delante del Restaurante para a comer (si te lo puedes permitir). Dos, si estás por la zona donde esta el Restaurante acércate a comer y tres, merece la pena organizar un viaje para comer en ese Restaurante.
Tradicionalmente España y Portugal comparten edición, en el caso de España, para el 2014 contará con más de ciento cuarenta estrellas en total entre todos los restaurantes galardonados.
Vuelve a llamarnos la atención el hecho de que Extremadura cuente con tan poco reconocimiento para esta guía (sólo dos estrellas aglutinadas por un sólo restaurante) cuya responsabilidad entendemos que será compartida, por la propia guía y los restaurantes extremeños.
La propia Guía, entendemos que el restaurante Sigar en Badajoz ó El Boteín de Cáceres entre otros, serían dignos merecedores de reconocimiento en el libro rojo.
Los restaurantes extremeños, muchos de ellos con posibilidades de dar uno o dos pasos más para hacer alta cocina, aprovechando la historia culinaria y materia prima que nos rodea.
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| José Polo Sommelier del Atrio |
En cualquier caso, y centrándonos más en el título del post, queremos reseñar una vez más, la importancia del mantenimiento otro año de los dos estrellas michelín del restaurante Atrio de Cáceres de la mano de Toño Perez. Somos consciente de la tremenda dificultad y mérito que ello conlleva, a nivel económico y humano.
Una gozada pues, seguir teniendo tan cerca un referente tan relevante en la esfera nacional aunque para disfrutar de ello, haya que hacer un gran esfuerzo económico (prohibitivo para la mayoría de las personas).
Desde luego nos encantaría contar con más referencias similares a Atrio en la región, sabiendo del alto nivel de exigencia en el ámbito profesional y económico que ello supone. A pesar de que hubo varios intentos en años anteriores como el caso del restaurante Altair de Mérida (proyecto de Toño Pérez) que no fue más allá, probablemente por la falta de demanda entre otros factores. Si no existe demanda, se deja de existir.
Participemos y mantengamos esa actitud dentro de las posibilidades de cada uno/a entre los numerosos proyectos gastronómicos de calidad existentes en la tierra. Los reconocimientos ya vendrán, si se hacen las cosas más que bien.
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